lunes, 31 de agosto de 2009

Otro cartero perseguido por su conejo ladrador, poco mordedor, un par de frios amantes apasionados que se aman en una cabina de telefonos de monedas amarillas, las calles atestadas de bellas camellas con tristes pezuñas, las carreteras, tomadas por los maniquies, sin cabeza, y en las escaleras mecanicas, nosotros, alli donde un mendigo mujeriego y pendenciero murio a mis pies dejandome en herencia una botella de bozca a medias y un sombrero de copa, sin copa, que ya estoi por ponerme a bajar pero otro mas, otro pajarillo extraviado, ebrio, ebrio de vida, de humos amarillos que saben a libros quemados de locos y eruditos extraviados. Mas alla, los piratas, con la pata de palo, con el parche en el ojo, con la cerveza en la mano le roban a un policia bonita estampa de hombre derecho, pero no echo, los otros chicos, ni de lejos menos de dos estrechos cajones con calcetines negros, y ojos rojos, y alla arriva, el pie del muerto de la vella morada de los platos rotos y los locos sosos de la villa del pijama que sabe a poco.
Y de todo esto señores, solo saco yo sueños rotos.